Las opiniones de nuestros pacientes:
Tras hacer tratamientos con otros psicólogos, empecé la Terapia Icónica con cierto recelo y escepticismo; pero decidí darle una oportunidad por recomendación de un psiquiatra… Y, ¡cómo me alegro de ello! He de decir que, realmente, está cambiando mi vida, pues es una herramienta de autoconocimiento y autoeducación que no tiene nada que ver con el resto de terapias o métodos que conozco. No es, en absoluto, convencional; de hecho es más como hacer un “máster es psicología”, porque aprendes a analizar y manejar tus emociones por tí mismo. Una vez que integras “El MAPA” y vas afianzando “Los ICONOS”, eres tú mismo el que se auto-trata. Comienzas a pensar en términos e imágenes que “se vienen a tu mente” de una manera automática. Los denominados “iconos” son muy poderosos: son imágenes concretas (increíblemente bien pensadas) para que, de alguna manera, materialices racionalmente tus sentimientos y emociones, y actúes en consecuencia. Es como pasar de lo abstracto a lo concreto en el modo de pensar. El hecho de que puedas “visualizar” y poner “nombre” a tus emociones, te permite identificarlas, aceptarlas y utilizarlas a tu favor. No es una terapia negacionista, sino integradora.
Por otra parte, elogiar a Silvia porque además de ser una gran profesional tiene una calidad humana que hace que todo fluya con mucha naturalidad. En las sesiones individuales no se recrea en indagar en tus “partes oscuras”, y esa cercanía hace que no te sientes cuestionado ni intimidado. No se centra en el problema, sino en la solución, algo que es muy gratificante. De hecho, las sesiones individuales son muy prácticas y te ayudan a afianzar los conceptos de la Terapia Icónica, al tiempo que integra, enseñándote, elementos más generales de la psicología y de cómo funciona tu mente, evidenciando su gran bagaje profesional y conocimiento de la materia. Además, siempre está ahí: ¡respondiendo por WhatsApp o llamada a cualquier problema o duda que te surja, totalmente implicada en el proceso!
Mi único “pero” es que la terapia solo se imparte en Málaga y, en mi caso, residiendo en un pueblo lejano de Jaén, me ha supuesto un esfuerzo logístico y un fuerte compromiso. Entiendo que ha de ser así, porque lo cierto es que la manera en la que está organizada la terapia es, desde mi punto de vista, necesaria: habiendo sesiones grupales, individuales y familiares. Pero, al tiempo, pienso que es una verdadera pena que, quizá por distancia, la terapia no pueda llegar a más personas y sea bastante desconocida. En mi caso, sin duda, ese esfuerzo está dando frutos con creces… Los resultados son increíbles: ¡esta terapia es una inversión a largo plazo! Y es una inversión nada cara. De hecho, si vives en Málaga, para todo lo que ofrece, me parece super económica. Sinceramente, ¡¡dadle una oportunidad porque funciona!! Solo me queda expresar algo que ya he comentado muchas veces a Silvia: ¡Ojalá que la terapia se haga más conocida y pueda llegar a más gente!